Con la cámara fuera de juego me he visto obligada a desempolvar la antigua compacta, que ya peina canas y que sus limitaciones son más que evidentes, sobre todo en interiores y en condiciones lumínicas no demasiado óptimas. El resultado: muy pocas fotografías de estos días de descanso y contadas con los dedos de una mano (y me sobran unos cuantos) las que merecen la pena. Una de las pocas destacables es la que os presentamos en este viernes santo, una vista de este árbol que me fascina. Por supuesto, todo el mérito es del magnífico árbol, con sus ramas que se entrelazan en una mágica maraña retorcida, muy timburtoniana, con nido incluido. Tendríais que haber visto los cuervos sobrevolándolo y graznando sin parar. El escenario perfecto para una peli de terror.
Que disfrutéis del inicio del fin de semana.
Y de fondo se ve el cielo, bien de nubes. Esas nubes que iban a convertir el Pirineo en Venecia... y no llegó ni para una charca de cuento infantil.
ResponderEliminarUna falacia más de este mundo de intereses.
La cámara está en la UCI, pero pronto volverá, resucitará de entre los muertos :D
Bueno, eso que nos llevamos por delante, unos días tranquilitos para poder pasear con los paraguas cerrados.
ResponderEliminarCreo que sí, que al final tendré que pagarle el tratamiento, que la echo de menos :)