Se acerca el fin de semana y queremos añadir un toque de color a este viernes de agosto con esta fotografía que hicimos en un pueblo francés de montaña. Tomamos la imagen entre los barrotes de la verja que protegía una casona impresionante, de piedra gris, rodeada por un jardín salpicado aquí y allá por flores y frondosos árboles.
El exterior estaba tan cuidado que, irremediablemente, nos llevó a imaginarnos la decoración del interior. Fantaseamos con vajillas antiguas, baúles repletos de recuerdos, cestas de mimbre, flores frescas junto a las ventanas, manteles de hilo... ¿Quién pudiese disfrutar de ese pequeño remanso de paz en la montaña?
Y las vistas eran muy bonitas entre tanto verde x aquí y x allá...
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