Hay momentos en los que, más que nunca, te das cuenta de tu fragilidad.
Y la idea de que el ser humano es poderoso e invencible, se esfuma y desaparece.
Hay instantes en los que una leve brisa te doblega, un comentario te apaga y un recuerdo te empaña la vista.
Y sólo queda esperar que amaine el viento, se calle la voz y se olvide...
No hay comentarios:
Publicar un comentario